martes, 27 de octubre de 2009

Globalización imperial y movimientos sociales en Latinoamérica

Globalización imperial y movimientos sociales en Latinoamérica


Traducido para Rebelión por Andrés Prado


Introducción

El crecimiento sin obstáculos del capitalismo euroestadounidense después de la caída del comunismo soviético y europeo, la conversión de China e Indochina al capitalismo de Estado y el auge de dictaduras militares de libre mercado en Latinoamérica, respaldadas por EE.UU., dan un nuevo ímpetu a la construcción occidental imperial llamada “globalización”.

El proceso de globalización fue el resultado de condiciones ‘externas’ e ‘internas’ y coaliciones de clase incrustadas en la estructura social tanto de los países imperiales como de los países ‘recipientes’ u objetivos. La expansión del capital no fue ni un proceso lineal o de expansión (acumulación) continuada ni uno de colaboración sostenida de los paises objetivos. Las crisis en los centros imperiales y las transformaciones de los regímenes en los países colaboradores afectaron al flujo de capital, al comercio, a las normas y a las regulaciones.

Una de las consecuencias no pretendidas de la ascensión de las clases dominantes globales fue el surgimiento de movimientos sociales a gran escala y tumultuosos, especialmente en Latinoamérica, que retaron a los gobernantes, ideología e instituciones que mantenían el imperio global.

Las relaciones entre globalización imperial y movimientos sociales son complejas, cambiantes y están sujetas a reveses y avances. Este estudio, con atención a Latinoamérica, plantea diversas hipótesis al explorar la relación entre globalización y movimiento social durante un período de treinta y cinco años: desde el comienzo de la doctrina del libre mercado que es la fuerza motora de la globalización (1975) hasta hoy (2010). Este arco temporal nos proveé del tiempo suficiente para observar las operaciones a largo plazo del capital global y las trayectorias históricas de los movimientos sociales. Tomando Latinoamérica en su conjunto como una sola entidad, ampliamos nuestro campo de acción y minimizamos la posibilidad de desarrollos idiosincráticos específicos para un solo país.

Nuestra investigación se guía por un número específico de hipótesis que serán testadas a través de un análisis histórico de las tendencias económicas globales y la trayectoria de los movimientos sociales. Empezaremos haciendo un breve repaso de las dinámicas de la globalización y el crecimiento de los movimientos sociales en Latinoamérica para entonces especificar nuestras hipótesis clave acerca de las relaciones entre globalización y movimientos sociales.

Globalización: Clase, Estado y Economía

El comienzo de una nueva y dinámica fase de expansión de capital imperial, que llamaremos globalización, debe mucho al resultado político favorable de la lucha a escala mundial entre el capital y la clase obrera. La derrota y retirada de la clase obrera en Occidente, particularmente en EE.UU. e Inglaterra, y la autodestrucción de los regímenes comunistas del este pusieron los cimientos para una agresiva cruzada global contra regímenes y movimientos de izquierda en el tercer mundo, especialmente en Latinoamérica. El retroceso de los movimientos obreros fue particularmente vicioso y triunfal en Latinoamérica, donde la mayor parte del continente experimentó la instauración de dictaduras militares que desmantelaron las restricciones nacionales a los flujos de capital y los aranceles.

Dentro de este nuevo marco global de artífices de la construcción imperial y regímenes autoritarios colaboracionistas, hay varios factores que intensificaron la expansión global económica.

(1) La innovación tecnológica, especialmente las tecnologías de la información, aceleró los flujos de capital y mercancías.

(2) La acumulación a gran escala de capital en los Estados imperiales, una bajada relativa en los porcentajes de los beneficios y el creciente rol del capital financiero espolearon las inversiones en ultramar, la especulación y las liquidaciones de empresas privatizadas.

(3) La competición intensificada entre EE.UU., la Unión Europea y Asia, llevó a las MNC (Corporaciones Multinacionales en sus siglas en inglés) a buscar ventajas asegurando bancos y recursos; cuotas de mercado dentro de Latinoamérica.

(4) El surgimiento de dictaduras derechistas pro occidentales proveyó condiciones socioeconómicas excepcionalmente favorables para liquidaciones y adquisiciones de empresas y recursos locales, extraordinarios dividendos en especulación financiera y oposición mínima de reprimidos sindicatos y partidos nacionalistas y de izquierda.

Como consecuencia de estos cambios estructurales, se pusieron en práctica doctrinas de libre mercado y políticas neoliberales con el resultado de acuerdos de libre comercio bilaterales (NAFTA- Tratado de Libre Comercio de América del Norte en sus siglas en inglés-) y desregulación de las economías. El crecimiento de la actividad especulativa enraizó y prosperó al mismo tiempo que las redes de garantía social fueron desmanteladas.

Después de más de dos décadas de desarrollo altamente polarizado y crecimiento mediocre, las economías neoliberales se estancaron y entraron en crisis: los precios de las mercancías (commodities) cayeron, las burbujas financieras estallaron, estafas bancarias a gran escala empobrecieron a los ahorradores de la clase media, inversionistas fueron defraudados... llevando a un colapso económico virtual y a un desempleo masivo. En los primeros años del nuevo milenio, Latinoamérica se enfrentó a una crisis sistémica en la cual los regímenes neoliberales fueron depuestos, los movimientos sociales crecieron y las bancarrotas económicas se multiplicaron. Se elegieron partidos y coaliciones de centro izquierda que tendieron a implantar medidas de mejora que aliviaron el impacto de la crisis. Se aprobaron paquetes de estímulo para reavivar las economías. El auge de los precios agrícolas y minerales en el mercado mundial facilitó la recuperación económica, que duró hasta el comienzo de la recesión económica de 2008.

Movimientos Sociales

Brotando del polarizado crecimiento, de la intensificada explotación del trabajo y del desplazamiento de campesinos y granjeros, todo ello endémico de las políticas de libre mercado, el descontento social se extiende en las zonas rurales, especialmente entre los trabajadores rurales sin tierra, los campesinos y las comunidades indígenas. Emergió una nueva generación de líderes militantes con capacidad para conectar el malestar local con políticas estructurales nacionales e internacionales. Los movimientos de masas se establecieron en los primeros años de la década de los noventa y lanzaron una serie de campañas masivas y movilizaciones que se extendieron a las ciudades e hicieron involucrarse a la creciente masa de trabajadores urbanos desempleados, funcionarios, y empresarios y profesionales de clase media empobrecidos y cada vez menos reciclables.

Las crisis precipitaron revueltas a gran escala, comandadas por los nuevos movimientos sociales, que demandaban cambios sistémicos pero se apaciguaban ante la elección de regímenes de centro izquierda. La primera década del siglo XXI ha sido testigo del ascenso y declive de la actividad de movimientos que eventualmente se asentaban en cambiantes nichos del nuevo orden presidido por los regímenes de centro izquierda.

Hipótesis Clave

La expansión de la ‘globalización’ o el desarrollo del modelo imperialista centralizado fueron acompañados del crecimiento de los movimientos sociales de masas. Esto plantea la cuestión fundamental de la relación entre los dos procesos. Presentamos varias hipótesis para explorar esta relación.

(1) Cuanto mayores sean las desregularizaciones de la economía, mayores serán la aceleración de la globalización y el impulso para el crecimiento de los movimientos sociales.

(2) Las crisis y el colapso de la globalización desregularizada lleva a un mayor protagonismo y una mayor radicalización de los movimientos sociales hasta incluir levantamientos sociales que deponen regímenes en curso.

(3) Cuanto mayores son la regulación y el control del proceso de globalización por parte del régimen, menor es el impacto de las crisis, más moderadas las actividades de los movimientos sociales y menos probable una rebelión popular.

(4) Cuanto más débil sea la red de seguridad social en tiempos de crisis, mayores serán los movimientos sociales y más radicales sus demandas. Por el contrario, cuanto más fuerte sea la red de seguridad social en tiempos de crisis menor será el crecimiento de movimientos sociales y más reformistas sus demandas.

(5) La depreciación mundial de las mercancías (commodities) tiene más posibilidades de crear como subproducto movimientos sociales radicales que los períodos de precios boyantes.

Combinando nuestras cuatro principales variables en una sóla hipótesis sobre la relación de la globalización y los movimientos sociales, llegamos a las dos proposiciones siguientes:

Las condiciones óptimas para los movimientos sociales radicales de masas aparecen cuando una economía sufre una alta desregularización, en tiempos de crisis financieras y recesión productiva, cuando los precios de las mercancías (commodities) están a la baja y en un contexto débil de garantías sociales.

Por el contrario, los movimientos sociales radicales de masas tienen menor posibilidad de surgir bajo una economía altamente regulada, con una fuerte red de seguridad social y en un contexto mundial de precios de mercancías (commodities) al alza y economía boyante.

Poniendo a prueba la hipótesis: Latinoamérica 1980-2010

Entre 1980 y 1990, Latinoamérica experimentó un período de creciemiento moderado y precios estables en el mundo para sus mercancías (commodities). Éste fue un período de desmantelamiento mayor de las regulaciones estatales sobre la economía y de un debilitamiento de las redes de seguridad social. Y aún así no se produjeron levantamientos sociales importantes ni se crearon movimientos sociales de masas, excepto en Chile entre 1985 y 1986, que terminaron con el pacto político, respaldado por EE.UU., entre los pinochetistas y los partidos de la socialdemocracia cristiana y su subsecuente ascenso al gobierno en 1990.

Durante la primera mitad de la década de los noventa los precios de las mercancías (commodities) descendieron hasta mínimos históricos, la red de seguridad social continuaba deteriorándose; los beneficios del capital se multiplicaron en una orgía de privatizaciones y adquisiciones extranjeras mientras el crecimiento general se estancaba. Crecieron los movimientos sociales, la movilización de masas, extendiéndose del campo a las ciudades aunque se dieron pocas rebeliones populares.

En el período entre el final de la década de los noventa y los primeros años del 2000 (aproximadamente 1999-2003) se experimentó una gran crisis socio-económica y política, incluyendo crisis económicas y financieras en Argentina, Bolivia, Brasil, Venezuela, Ecuador, Perú y Uruguay. Después de más de veinte años de políticas de libre mercado acompañando al proceso de globalización, la red de seguridad social estaba hecha jirones. Los precios de las mercancías (commodities) se mantenían bajos y la desregularización financiera agudizaba la vulnerabilidad de las economías ante la recesión en EE.UU.

Entre 2000 y 2005 los regímenes neoliberales se depusieron o cambiaron en Argentina (tres regímenes en dos semanas- 2001-2002), Bolivia (2003, 2005), Ecuador (2000, 2005), Perú, Uruguay, Brasil, Venezuela (el régimen golpista duró cuarenta y ocho horas- 2002). Los movimientos sociales crecieron precipitadamente en toda la región y sus demanadas se radicalizaron, demandas que incluían cambios estructurales fundamentales. El Movimiento de los Campesinos sin Tierra en Brasil (MST) lideró los movimientos de ocupación masiva de tierras en el país. Levantamientos obreros, campesinos e indígenas expulsaron en Bolivia a dos gobiernos elegidos en curso. En Ecuador, coaliciones de movimientos indígenas y urbanos derrocaron un gobierno neoliberal en curso en 2000 y un movimiento ampliamente basado en ciudadanos de las urbes expulsó a un régimen neoliberal corrupto en 2005. En Argentina, una rebelión popular liderada por organizaciones vecinales de trabajadores de clase media, desempleados y empobrecidos, expulsó a presidentes neoliberales y dominó la política de 2001 a 2003. En Venezuela, una movilización popular masiva, con aliados militares, expulsó a la junta empresarial-militar de abril de 2002, respaldada por EE.UU., y restableció en el poder al Presidente Chávez.

El período entre 2003 y 2008 fue testigo de una subida pronunciada de los precios de las mercancías (commodities) hasta niveles récord. El auge de los regímenes de centro izquierda estuvo acompañado de controles sobre el capital, la restauración parcial de la red de seguridad social, una recuperación económica rápida y un crecimiento relativamente alto. Los movimientos sociales dejaron de crecer, sus demandas se centraron en reformas inmediatas, las movilizaciones fueron menos frecuentes y algunos de sus líderes clave fueron designados cargos en la administración.

En el período entre 2008 y 2010 se produjo un pronunciado descenso del crecimiento que reflejaba el impacto de la recesión mundial y la bajada de los precios de las mercancías (commodities). Mientras la mayoría de los países entraba en recesión, el sistema financiero no experimentó un colapso comparable al del período anterior (2000-2002), en parte debido a los controles sobre el capital que tenían lugar desde la primera parte de la década. Mientras crecía el desempleo y los niveles de pobreza se incrementaban, la mejora de la red social minimizó el impacto de la recesión. Los movimientos sociales aumentaron su actividad y experimentaron un crecimiento medio pero con pocos, si es que alguno, retos al poder estatal, al menos durante los primeros dos años de duración de estas crisis en transcurso.

Conclusión

Nuestro repaso histórico demuestra que factores como la implantación de cambios neoliberales y la profundización en la globalización no llevan por sí solos al crecimiento de movimientos sociales masivos y radicales: así lo atestigua el período de 1980 a 1990. Ni tampoco el bajo precio de las mercancías (commodities), una débil red de seguridad social o unos ingresos estatales en declive provocan levantamientos populares y la creación de movimientos sociales radicales de masas. De la misma forma, una crisis económica, como la recesión de 2008 a 2010, no ha llevado a un resurgir de los movimientos sociales de masas radicales o de las rebeliones populares.

Sólo cuando una combinación de factores internos, como una débil red de seguridad social y una economía desregulada, y una crisis externa, como una recesión global, y unos precios de mercancías (commodities) mundiales a la baja, tenemos condiciones posibles para el crecimiento de movimientos sociales de masas radicales y dinámicos.

Los escritores que se centran o empiezan desde una perspectiva de ‘sistema mundial’ o cualquier otra de carácter ‘globalista’ cuando intentan estudiar el auge de los movimientos sociales como una función de las ‘operaciones’ de mercado fracasan a la hora de tener en consideración las luchas políticas y sociales internas y las políticas sociales estatales resultantes como factores determinantes.

Deberíamos resaltar que las rebeliones de los movimeintos sociales no ocurren de repente porque todas las contingencias tengan lugar. Los levantamientos sociales a finales de los años noventa y la primera mitad de los años del nuevo milenio tuvieron una década de gestación: organizándose, acumulando fuerzas sociales, creando alianzas con disidentes de las instituciones -como miembros radicales de la iglesia- y desarrollando líderes y cuadros de mando. Las crisis económicas, como mucho, fueron el evento “disparador” del severo descrédito de la clase dominante, minada la imperante ideología de la ‘globalización’, que permitió a los movimientos dar un salto cualitativo de la protesta a la rebelión política y el cambio de régimen.

Finalmente, aunque no es esencial para este estudio, deberíamos indicar que mientras los movimientos sociales en su climax fueron capaces de derrocar regímenes neoliberales, no fueron capaces de conseguir poder político y revolucionar la sociedad: sus levantamientos permitieron a políticos de centro izquierda llegar al poder. Irónicamente, una vez en el poder, aprobaron suficientes reformas económicas y sociales como para mantener a distancia la vuelta a la radicalización de los movimientos cuando la crisis económica mundial golpeara de nuevo al final de la primera década de este siglo.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de los autores, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

lunes, 26 de octubre de 2009

La doble ruptura

La doble ruptura
Víctor Flores Olea

Dijimos en anterior entrega que el rasgo dominante del gobierno de Felipe Calderón es su distancia abismal con el pueblo de México. Como si las dos esferas –gobierno y pueblo– estuvieran en órbitas distintas sin la menor posibilidad de encontrarse. Ahora debemos ser más radicales: la pantomima del gobierno de Felipe Calderón ha llegado a una ruptura radical con el pueblo, no sólo por su distancia, sino porque se ha establecido un corte abrupto que parece irreversible.

Las decisiones torpes, antipolíticas y antidemocráticas de Calderón llegan a un punto de saturación escandalosa: inacción ante la crisis; ataque sistemático a los recursos energéticos, con la pretensión de privatizar el petróleo y ahora decretando la inexistencia de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LFC) y dejando sin empleo a 45 mil trabajadores (clara política antisindicalista y antiobrera); recortes al presupuesto educativo y cultural, con una ceguera escandalosa; y el paquete fiscal que ahora se pelotea entre los partidos políticos en un espectáculo vergonzoso para la nación.

Podría alargarse casi indefinidamente la lista de las aberraciones, como la de aumentar impuestos en tiempos de crisis, obviamente desalentando la inversión y la creación de empleos, y despreciando la educación y la cultura. Pero concluyamos que uno de los aspectos más lamentables de las semanas recientes ha sido la ausencia de un mínimo debate inteligente, la ausencia de voces, en el gobierno o en los partidos, que planteen y discutan los problemas con saber y voluntad de resolver. La ignorancia ha prevalecido y por eso ha sido un escenario degradante para la clase política y allegados.

Por supuesto, la clase de los comunicólogos ha sido una de las más bochornosas en esta justa de estupideces: sólo cuentan sus ingresos y patrones, y ni por asomo se han interesado en escarbar en la situación real por la que atraviesa el país. Se dice que el nuestro es uno de los más rezagados en América Latina y que será de los últimos en salir de la crisis. ¿Cinco millones más de mexicanos que pasan a las filas de los más pobres? Pues es así sin remedio y nada que hacer ante el dicho de los amos.

En esta calamidad ocupan un primerísimo lugar los responsables de las finanzas, que ni por asomo piensan en el desarrollo nacional, sino sólo en mantener una situación que ya es rechazada en la mayoría de los países y por los más perspicaces, que plantean la necesidad de un cambio profundo en el manejo de la economía, de la política, de la sociedad y la cultura. Rechazo al neoliberalismo al que siguen aferrados nuestros gurús. Calderón se muestra ya como el más torpe, anquilosado e ignorante de los últimos gobernantes que ha tenido México, lo cual no es poco decir.

La ruptura abismal de Calderón con el pueblo de México, y su necesidad de gobernar con ayuda de cachiporras, se hizo patente en su ilegal decisión de extinguir LFC y al SME, uno de los obstáculos mayores en su privatización, con un inusitado despliegue de fuerza. No intervino directamente el ejército, pero estaba allí en las calles para cualquier emergencia.

Una gran responsabilidad que la historia endosará a Felipe Calderón es haber sacado al Ejército de los cuarteles, al que difícilmente regresará, y menos ahora en que se extienden la protesta y las acciones críticas. Pero el malestar general se transforma también en rápida toma de conciencia que se ha expresado, por ejemplo, en la enorme manifestación del pasado 15 de octubre. Es obvio que la crisis ha golpeado a las clases populares, pero también a sectores de las clases medias.

Felipe Calderón ha roto con el pueblo de México, pero también el pueblo con el gobierno. En artículo anterior sosteníamos la actualidad de Marx como crítico del sistema capitalista, pero afirmando también la actualidad de Lenin. No porque se regrese a la idea del partido único ni a la idea de la revolución en las exclusivas manos de la clase obrera ni a la toma del poder como hazaña del instante y de la crisis final de la clase dominante. Muchas de éstas fueron condiciones ineludibles de su tiempo, pero hoy no necesariamente se repiten.

Lo central en Lenin fue la ruptura con el orden de cosas existente, que hoy en México es una doble ruptura: la de la legalidad con la sociedad, con tintes fascistas, y la de la sociedad mayoritaria con los dominadores. No sólo la clase obrera (aunque el SME nos hace pensar que sin clase obrera militante no hay posibilidades de ruptura), aun cuando hoy la idea de los trabajadores (de la sociedad mayoritaria), que desean un mundo mejor, al lado de los movimientos sociales que también luchan por el cambio, inclusive aquella parte salvable de los partidos de izquierda, resulta un conjunto con potencialidades organizativas extraordinarias, capaz de luchar y triunfar en una ruptura progresista que se ve como necesaria e ineludible.

No será para mañana, pero estamos ya en los prolegómenos. Esa unión potencial y esa ruptura serán imparables, y de efectos enormemente positivos para finalizar o atenuar las polarizaciones de la república, y en favor de su democracia profunda.

domingo, 18 de octubre de 2009

La nación y el estado de derecho agredidos

La nación y el estado de derecho agredidos
Arnaldo Córdova

Cuando el año pasado se discutieron las reformas que en materia de petróleo quiso imponer el gobierno panista, muchos indicaron que el asunto de la energía debía discutirse en su conjunto, pues, como puede verse ahora, en todas sus ramas (petróleo, gas, electricidad) había intentos claros y confesos de subvertir el orden constitucional en la materia. Ya se estaba haciendo con el gas y con la electricidad. Una riqueza nacional que la Carta Magna ordena que sea explotada, desarrollada y puesta al servicio de las necesidades generales, se estaba convirtiendo por obra del gobierno derechista en objeto del más desvergonzado y cínico saqueo por privados, autorizados y hasta asesorados por los mismos gobernantes.

El golpe del gobierno de Calderón a Luz y Fuerza del Centro y al Sindicato Mexicano de Electricistas viene a poner al descubierto toda la podredumbre y toda la corrupción que envuelven sus acciones en contra de la industria nacional y sus mismas empresas, que el Estado debería promover y proteger para que lleven a cabo los objetivos que les asigna la Constitución. En ese acto del gobierno panista se dan violaciones múltiples a la Carta Magna y a sus leyes y sólo se alegan razones de orden económico y administrativo que son ajenas a la legalidad en todos sus pasos.

Ya en lo que respecta a la conducción de la economía y de la administración pública, el decreto de Calderón, que es un adefesio jurídico desde cualquier punto que se le vea, viola los artículos 27 (ya venía siendo reiteradamente violado desde la época de Salinas), 73, 89 y 90 constitucionales. El golpe contra el sindicato ofrece también violaciones, en primer lugar, a los artículos 123 (protector de las relaciones de trabajo), 14 y 16 de la Carta Magna. Aparte de ello, varias leyes han sido, asimismo, violadas flagrantemente, entre ellas la del Servicio Público de Energía y la Federal del Trabajo.

Iré por partes, porque en una sola entrega sería imposible tratarlo todo. Veamos ahora los artículos constitucionales violados, por lo menos en parte.

Calderón funda su decreto, de hecho, en una sola disposición, la que se contiene en el artículo 16 de la Ley Federal de Entidades Paraestatales, que dicta que cuando un organismo descentralizado deje de cumplir sus fines u objeto o su funcionamiento sea inconveniente, la Secretaría de Hacienda propondrá al Ejecutivo la disolución, liquidación o extinción del mismo. Según su interpretación, él puede organizar y desorganizar cuantos organismos le vengan en gana. Así comienza diciéndolo en su decreto y está equivocado, porque esos organismos se crean por ley del Congreso y él sólo debe ver por su buen funcionamiento.

En el artículo anterior, el 15, se habla de leyes o decretos del Legislativo y del Ejecutivo. El segundo sólo puede expedir reglamentos, no leyes. Y en el artículo 90 constitucional se señala con toda claridad que la administración pública federal será centralizada y paraestatal conforme a la ley orgánica que expida el Congreso, el cual distribuirá los negocios del orden administrativo que estarán a cargo de las secretarías de Estado y definirá las bases para la creación de las entidades paraestatales y la intervención del Ejecutivo en su operación (y en su extinción). La fracción primera del 89, que determina las facultades del Ejecutivo, establece la de promulgar y ejecutar las leyes que expida el Congreso de la Unión, proveyendo en la esfera administrativa (¡ojo!) a su exacta observancia.

Hay que tener presente, además, lo que dicta la fracción X del artículo 73 que establece las facultades del Congreso: Para legislar en toda la República sobre hidrocarburos, minería, sustancias químicas, explosivos, pirotecnia, industria cinematográfica, comercio, juegos con apuestas y sorteos, intermediación y servicios financieros, energía eléctrica y nuclear y para expedir las leyes del trabajo reglamentarias del artículo 123. El presidente, y él debería saberlo, con los organismos descentralizados y, en particular, con los que se denominan paraestatales, no puede hacer lo que se le antoje sin antes iniciar una ley ante el Congreso que se lo permita. Le pareció que no valía la pena y pisoteó la Constitución y sus leyes.

En su decreto, cita varios artículos constitucionales y legales que viola flagrantemente. En cualquier caso resultaría paradójico, pero no en el suyo. Por supuesto, menciona el artículo cuarto transitorio de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica (reformado en diciembre de 1989), en el cual se estipula que las compañías concesionadas antes a privados entrarán en disolución y liquidación y el Ejecutivo federal dispondrá la constitución de un organismo descentralizado con personalidad jurídica y patrimonio propios para prestar el servicio. Ese organismo era, desde el periodo de Salinas, Luz y Fuerza del Centro. Claro que fue creado por decreto presidencial, pero con apoyo en una ley. No es verdad que de esa manera, por decreto, un presidente pueda crear o desaparecer organismos.

Para hacerlo, en cualquier caso y visto lo dispuesto por los artículos constitucionales que hemos citado, Calderón debió haber solicitado del Congreso la reforma de ese artículo o de cualquier otro de la mencionada Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica que le permitiera disolver, liquidar o extinguir Luz y Fuerza del Centro. No sé de dónde sacó el senador Beltrones que el decreto está apegado a derecho. O no sabe derecho (cosa que es cierta, de cualquier forma) o nos está ocultando alguna trama inconfesable (algo a lo que también nos tiene muy acostumbrados).

Que los presidentes panistas hayan gobernado este país violando la Constitución y sus leyes no debería extrañarnos. Y menos aún la alcahuetería desvergonzada de los priístas. Estos no le perdonarán al SME haber sido el único sindicato independiente y de verdad combativo que sobrevivió, desde su fundación en 1914, al autoritarismo priísta. Al senador Labastida, que siendo secretario de Energía nunca supo qué hacer con LFC, le parece que la paraestatal era un lastre que debió haber sido liquidada desde mucho antes y, entre los priístas, es el que lleva la voz cantante y está en todo con los panistas. Ahora veremos con qué batea de babas nos salen esos priístas en sus componendas con el PAN.

Todos dan por decidido el asunto. Se equivocan por partida doble: la ciudadanía todavía tiene voz que hacer oír como el pasado jueves por la tarde y, además, hay violaciones a nuestro orden constitucional y jurídico tan burdas y desvergonzadas que no se pueden dejar pasar si queremos vivir en un estado de derecho.

Las olimpiadas y la geopolítica

Las olimpiadas y la geopolítica
Immanuel Wallerstein

Se supone que las olimpiadas modernas tienen que ver con dos cosas: promover la paz por todo el mundo mediante una competencia no violenta que esté por encima de la política, y exaltar los logros atléticos. Sin duda casi todos los atletas entran en las competencias olímpicas teniendo en mente lo segundo. Pero promover la paz parece ser casi la última cosa en la mente de los gobiernos cuyo respaldo de sus estructuras atléticas ha sido siempre crucial para el éxito de sus participantes nacionales.

Esto por supuesto fue cierto desde el mero comienzo. El afamado promotor original de las modernas olimpiadas, el barón de Coubertin, nació en 1863. Se dice que se le crió meditando sobre el trauma nacional sufrido por casi todos los franceses como resultado de la derrota que les infligieron los alemanes en 1871. Parece ser entonces que Coubertin decidió que la derrota era resultado de que en la educación francesa faltaba enfatizar la importancia de las habilidades atléticas, a diferencia de Gran Bretaña y Alemania, y fue entonces que se propuso rectificar esto.

Al paso de los años, los gastos nacionales en los preparativos olímpicos se han incrementado de manera constante. Ganar la elección de la sede de los Juegos Olímpicos como ganar los juegos mismos se volvió un objetivo más importante para los gobiernos. La geopolítica nunca ha estado ausente de los juegos.

A lo largo de la guerra fría, la competencia entre los bloques se contabilizaba según el número de medallas de oro ganadas. Al boicot de Estados Unidos y de otros países occidentales a las olimpiadas de Moscú en 1980 le siguió el boicot soviético de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984. La lista de países que podía competir la determinaban argumentos de guerra fría, acerca de la legitimidad de los estados y sus fronteras.

Así que no sorprende que la reciente votación del Comité Olímpico Internacional (COI) en Copenhague que decidió la sede de los juegos de 2016 fuera interpretada por la prensa mundial a través de lentes geopolíticos. De hecho, la prensa mundial ha estado brindando atención creciente a estas decisiones del COI debido a que ahora los jefes de gobierno se volvieron negociadores directos de la candidatura de una sede olímpica. Así que, dada la presencia de los líderes de Brasil, España y Japón en la reunión de Copenhague, fue claro que Barack Obama tenía que aparecerse también para hacer su moción en favor de la sede de Chicago.

Los corredores que aceptan apuestas de los resultados de tales competencias le daban las probabilidades a Chicago, sobre todo por el anuncio de Obama de que asistiría en persona. En la primera ronda de votaciones secretas, los resultados se partieron entre los cuatro candidatos. Pero para gran sorpresa de la prensa estadunidense, de los líderes del atletismo y de los políticos, Chicago no salió en primer lugar sino en cuarto, y fue eliminado en la primera ronda.

Para la tercera ronda, Río de Janeiro emergió victorioso con dos tercios de los votos, lo que es un margen inusualmente amplio. No es difícil discernir por qué ocurrió así. Aunque Río es una sede atractiva en sí misma, los miembros del COI votaron menos por Río de Janeiro que por Brasil. Los tres otros candidatos fueron todos del norte –Estados Unidos, España y Japón. Brasil representaba al sur.

El argumento público principal del presidente Lula es que Sudamérica es el único continente que nunca ha sido anfitrión de los Juegos Olímpicos de Invierno. Eso es cierto, pero pienso que Fidel Castro estaba más en lo cierto cuando de modo exultante describió la votación como un triunfo del tercer mundo.

Y no sólo fue cualquier país del tercer mundo el que ganó la votación. Fue Brasil, uno de los gigantes del sur que se levantan. Lula mismo dijo después de la votación: Brasil pasó de ser un país de segunda a uno de primera clase, y ahora comenzamos a recibir el respeto que merecemos.

El respeto que merecemos –y que no han recibido en el pasado–, ésa fue la exultación de Brasil, y fue compartida por el resto del tercer mundo.

¿Fue éste un rechazo a Obama? Por supuesto lo fue –no hacia él en lo personal, sino hacia Estados Unidos. Por más popular que sea Obama por todo el mundo, y es popular, continúa siendo el presidente de Estados Unidos. La votación fue claramente un desprecio geopolítico. No es que Obama pudiera haberlo hecho mejor. Y si él no se hubiera presentado, el público estadunidense lo habría culpado de la derrota por su ausencia.

Perder una votación relativa a una sede olímpica no es tan malo como ver que las bases estadunidenses en Afganistán son ocupadas por los talibanes, pero es parte de la misma figura.

Ahora que Obama ganó el Premio Nobel de la Paz, ¿cambiará eso las cosas en cuanto a la diplomacia estadunidense? Momentáneamente, tal vez. Pero la situación subyacente permanece igual. De hecho, hará que la posición del presidente estadunidense sea en algunas formas más difícil, porque ahora será medido con criterios más altos.

Traducción: Ramón Vera Herrera

La corrupción de los premios Nobel

La corrupción de los premios Nobel
Marcos Roitman Rosenmann

Cuando Alfred Nobel decidió que una parte proporcional de su inmensa fortuna fuese a parar todos los años a las manos de los más preminentes hombres y mujeres de las ciencias y la literatura buscó redimirse. Sus últimos días fueron angustiosos. No podía soportar las consecuencias del uso militar de la dinamita, su gran invento. Apesadumbrado, se transformó en un pacifista confeso. En su testamento dejó muestra de ello. Así podemos resumir sucintamente el origen histórico de los cinco premios que llevan su nombre. Un sexto, el de economía, se añadiría apócrifamente en 1968.

El deseo de Nobel fue premiar el esfuerzo en física, química, medicina o fisiología, la creación literaria y a quienes dedicaban su actividad a luchar por la paz. Los candidatos en todas las categorías y por tanto los ganadores debían sobresalir por sus aportes en beneficio de la humanidad y proyectar una vida ejemplar. Muchos son los nombres asociados a esta perspectiva. En química Ernest Ruherford o Linus Paulin, en física Max Planck, Marie y Pierre Curie, Einstein o Niel Bohr, en medicina Santiago Ramón y Cajal, Jaques Monod o Severo Ochoa, en literatura Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Octavio Paz, entre otros. En el caso concreto del Nobel de la paz, el beneficiario, persona o institución, debía, según rezaba el testamento: llevar a cabo la mayor o mejor labor a favor de la fraternidad entre las naciones, por la abolición de los ejércitos permanentes y por la celebración y el fomento de congresos por la paz..

No han faltado años en los cuales una de las cinco categorías haya quedado desierta. En física la primera vez ocurriría en el año 1916, repitiéndose en 1931 y 1934; en medicina no se entregó los años 1921 y 1925, en literatura durante la Gran Guerra y en 1935. En cuanto al Nobel de la paz, 1923, 1924, 1948, 1955, 1956. Hay que destacar que durante los años de la segunda guerra mundial no se concedieron en ninguna de las cinco vertientes.

Aunque las opiniones del jurado para conceder el premio contienen una dosis de subjetividad, declararlo desierto, explicita la dificultad para hacerse acreedor del mismo. Así, el premio Nobel ganó en prestigio. Sin embargo, desde los años 70 del siglo XX cayeron en desgracia. La muestra más flagrante del despropósito fue concederlo a Henry Kissinger en 1974, genocida de guante blanco acusado de crímenes de lesa humanidad y responsable de los bombardeos de los B-52 en Vietnam. Pero cuatro años más tarde, será entregado a Menachen Begin un terrorista confeso de múltiples muertes contra ciudadanos palestinos en los años 50 del siglo pasado. Así, comienza una era marcada por el desconcierto y el descrédito. Los Nobel pierden su lustre. Se conceden por motivos menos altruistas y rompiendo su filosofía inicial. Así, en el Nobel de fisiología o medicina, las compañías farmacéuticas presionan para que sus investigadores sean los beneficiarios. En 2008, el laboratorio AstraSeneca, la multinacional británica, intervino para que dos jurados, asesores de la compañía, apoyaran la candidatura del medico alemán Harald zur Hausen por sus trabajos sobre el virus del papiloma humano que puede causar el cáncer de útero. Tuvieron éxito. No faltó tiempo para que AstraSeneca desarrollara dos vacunas controlando las patentes, el mercado y el proceso de innovación tecnológico. Algo similar ocurre en el Nobel de economía. Durante la hegemonía del liberalismo económico, sus agraciados han formado parte del grupo de Mont-Pèlerin creado por Hayek y Von Mises en 1946. El propio Hayek lo recibirá en 1974, a continuación lo hará Milton Friedman en 1976, seguidos por George Stigler en 1982, James Buchanan en 1986, Maurice Allias 1988, Ronald Coase en 1991, Gary Becker 1992 y Bob Lucas en 1995. Algo sospechoso si consideramos que provienen de una corriente marginal en la teoría y desarrollo de la economía hasta los años 70 del siglo pasado.

Las presiones se suman y los intereses creados desdibujan su filosofía inicial. Sobre ellos pende un halo de corrupción donde se cuestiona un año sí y otro también el nombre de los agraciados. Muchos son los posibles y pocos los elegidos. Algunos podrían argumentar que los dos premios más cuestionados, el Nobel de la paz y el de medicina, no los concede la academia sueca, sino su comité en Oslo y el Instituto Karolinska, intentando lavarse las manos. Aduce autonomía en las decisiones. Y podría ser verdad, sólo que compromete la transparencia y el buen hacer de la fundación Nobel. Sin embargo, hoy, los jurados que premian los apartados de física, química o literatura también son presa de la desconfianza.

Por este motivo, conceder el Nobel de la Paz a Barack Obama no es un acto de agravio, ni un despropósito, marca una tendencia en la cual han caído los Nobel. No hay nada que destacar del actual ocupante de la Casa Blanca en su lucha por la paz. Pero tampoco se consideró dicha circunstancia cuando en 2002 se concede a James Carter, autor material de la guerra de Afganistán, de apoyar con misiles tierra aire a los Talibán y de favorecer la expansión de las transnacionales estadunidenses en África a costa de aumentar el conflicto en la región. Obama no es distinto, por ello no hay que rasgarse las vestiduras. Su política consiste en aumentar la presencia de sus tropas en Afganistán, apoyar a Israel en su política de exterminio contra el pueblo palestino e instaurar bases militares en Colombia, Perú y México. Asimismo defiende a regímenes como el paquistaní y reniega de soluciones democráticas en Honduras. No favorece la paz ni busca la abolición de los ejércitos o la fraternidad entre las naciones como reza el testamento de su creador. Por consiguiente se altera la voluntad de Alfred Nobel y con ello se descompone la credibilidad de sus jurados. Tal vez hay que llegar a una triste conclusión, dejar de pensar en los Nobel como un premio de premios. Hoy forman parte de la sociedad del espectáculo, se degradan y pierden el componente ético asignado por Nobel. Descansen en paz.

jueves, 15 de octubre de 2009

Gaza, ¿un campo de exterminio?

Gaza, ¿un campo de exterminio?

silviacattori.net

Traducido para Rebelión por Marwan Pérez


En junio, usted empezó a preocuparse por el aumento del número de bebés que nacen con defectos. Estaríamos muy interesados en tener su evaluación médica y conocer el resultado del estudio que hizo de este inquietante fenómeno. ¿Nos puede decir la proporción de bebés nacidos con algún defecto pre y posnatal diez meses después de los ataques contra Gaza, en comparación con el mismo período en 2008, en términos de número de casos?

Sí. He estado siguiendo el fenómeno continuo de los bebés que nacen con un defectos. He calculado el número de bebés con defectos congénitos nacidos en julio, agosto y septiembre de 2009. He comparado estos tres meses con los mismos meses de 2008.

He aquí las cifras: En julio de 2009 había en el hospital de Shifa 15 casos, frente a 10 en 2008; en agosto de 2009 hubo 20 casos, frente a 10 en 2008; y en septiembre de 2009 nacieron 15 bebés en comparación con 11 en 2008. El número promedio de nacimientos en el hospital de Shifa, es de unos 1.100 por mes.

Cuando salió este informe causó mucha emoción e interés. Muchas personas atribuyeron el aumento de los defectos congénitos en los fetos abortados y los recién nacidos a las bombas de fósforo blanco utilizadas por el ejército de Israel, ¿Tiene algún caso?

Se puede sospechar, pero no podemos confirmar, que sea el uso de armas químicas por parte de Israel lo que provocó este aumento de los defectos de nacimiento.

¿Son los bebés con defectos de nacimiento de la población de refugiados que fueron sometidos a bombardeos israelíes? ¿De qué área vienen las madres?

Los bebés que sufren defectos de nacimiento vienen de todas partes de la Franja. Pero la mitad de las mujeres que dieron a luz a bebés con problemas provienen del campo de refugiados de Jabaliya.

¿Qué se puede hacer para tranquilizar a las mujeres embarazadas en Gaza, que están muy preocupadas?

En realidad nada. No hay nada que podamos hacer para garantizar que sus hijos serán normales. ¿Cómo podríamos evitar la presencia de productos químicos que pueden causar defectos de nacimiento?

¿Hay embriólogos en Gaza capaces de hacer las pruebas genéticas?

Estamos por desgracia sin equipamiento para realizar pruebas genéticas y ver si los defectos de nacimiento se deben sólo a los factores genéticos o también a los productos químicos. Al final, se trata de un problema de genética, pero los productos químicos podrían ser perfectamente los responsables de las mutaciones.

¿Qué pasa con los investigadores internacionales que tomaron muestras en 2006 para que se analizaran en los laboratorios europeos? ¿Ha habido algún resultado?

¿Cómo podemos resolver este problema? Si los factores químicos son los responsables es muy difícil de probar. ¿Cómo puede probar que las sustancias químicas estaban en la raíz de las mutaciones? ¿Cómo podemos estar seguros de que los israelíes utilizan sustancias prohibidas?

Entendemos que, como médico, le preocupa profundamente y que, en la desesperada situación actual, necesita con urgencia apoyo internacional.

Sí. Me gustaría sugerir algo que nos ayudaría mucho, sin agotar los limitados recursos financieros que tenemos en investigación genética, y que hacerlo requiere una enorme cantidad de dinero. En pocas palabras, sería extremadamente útil convencer a los israelíes de que no repitan la guerra química de este pasado invierno.

¿Qué tipo de patologías se observan en los recién nacidos de este verano? ¿Puede darnos algunos ejemplos de los defectos de nacimiento?

Puede encontrar problemas del sistema nervioso central, hidrocefalia, anencefalia y otros defectos como la enfermedad cardíaca congénita y obstrucción del tracto digestivo. Los problemas renales son muy frecuentes. Malformaciones visibles son poco comunes: los problemas suelen ser internos.

Ahora puede ver los problemas a los que nos tenemos que enfrentar. Las madres se sienten impotentes, no tenemos respuestas para ellas. Saben que todos estamos solos en esta situación. Sólo pueden orar. Es lo único que les queda.

¿Usted no tiene ningún contacto exterior?

No tenemos absolutamente ningún contacto con el exterior. Le he dado una visión general del problema principal. Como he dicho, hay una probabilidad de que los productos químicos pudieran ser una causa de la tendencia alcista de los defectos de nacimiento, ya que han aumentado desde el asalto en diciembre y enero. Sin embargo, esta conclusión es imposible de probar.

Muchas gracias.

Silvia Cattori es periodista independiente suiza, de habla italiana y experta en el sufrimiento humano.

Fuente: http://www.silviacattori.net/article989.html

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de la autora, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

El ALBA tendrá una moneda común desde 2010

El ALBA tendrá una moneda común desde 2010

Público


Los países miembros de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) prevén implementar la moneda común llamada 'sucre' para sus operaciones de comercio exterior a partir de 2010, ha informado una fuente oficial.

El viceministro boliviano de Exportaciones, Huáscar Ajata, ha explicado en una conferencia de prensa que el tema fundamental que abordará el consejo de ministros del área económica del ALBA este viernes en Cochabamba (centro) será la aprobación del tratado constitutivo del Sistema Único de Compensación Regional (sucre).

Indicó que los presidentes de los países miembros ratificarán la constitución de este medio de pago internacional durante la cumbre, para luego ingresar en un proceso de adecuación "que va a ser muy breve", pues "desde el siguiente año comienza la implementación con las primeras operaciones en sucres" .

Ajata explicó que el "sucre" es "un intento" de las naciones de la ALBA para utilizar un medio de pago propio para las exportaciones e importaciones, al margen del dólar o el euro .

Agregó que el objetivo final es que el "sucre" sea una moneda común en los países de este bloque y no solamente un medio de pago para las operaciones de comercio exterior, como ocurrió con el euro en la Unión Europea (UE). La ponencia sobre este sistema de pago estará a cargo de Ecuador .

Un TLC paralelo

Los ministros del área económica del ALBA debatirán los fundamentos del Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP), un acuerdo comercial, político y social propuesto en contraposición a los Tratados de Libre Comercio (TLC), criticados por los presidentes miembros de la alianza.

Los presidentes abordarán desde el viernes temas políticos y de defensa, en tanto que el sábado se llevará a cabo un encuentro de organizaciones sociales de la alianza.

El bloque de la ALBA está formado por Ecuador, Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Honduras, Dominica, San Vicente y las Granadinas, y Antigua y Barbuda .

A la cita se ha confirmado, de momento, la asistencia de los mandatarios de Venezuela, Hugo Chávez ; de Ecuador, Rafael Correa ; de Nicaragua, Daniel Ortega , y de Paraguay, Fernando Lugo, en calidad de invitado.

También estarán delegaciones de San Vicente y Granadinas, Antigua y Barbuda y Dominica, además de Uruguay, República Dominicana, Rusia y Haití, que junto a Paraguay son los países invitados en calidad de observadores al encuentro.

Fuente: http://www.publico.es/internacional/260230/alba/moneda/comun/sucre/cochabamba/correa/chavez/ortega/2010/comercio/exter

Un manotazo de negociantes

Un manotazo de negociantes
Luis Linares Zapata

Frente al desfiladero que el señor Calderón ha empezado a bajar en su ilegítimo sexenio ensaya, una vez más en su pequeña historia, un falso brinco al futuro. El puro estilo del haiga sido como haiga sido otra vez reluce con triste brillo. Una ocasión adicional para entrar a la televisión encadenada que tanto placer acarrea a sus ambiciones. Fiel a su descompostura como funcionario, político y líder, no encuentra otra manera de enfrentar (¿acaso negociando con justicia?) uno de los muchos problemas que aquejan a esta atribulada República: la real modernización del sector eléctrico. En lugar de ello envía, en clásico sabadazo futbolero, a sus secuaces a tomar instalaciones de la LFC sin, en ese preciso momento, las bases legales para ello. Un abierto manotazo de autoridad que muestra, a las claras, tanto su íntimo talante como las deficiencias que lo aquejan como conductor dentro de un Estado de derecho que pretende fundamentar la vida democrática.

El decreto de disolución es un intento de congraciarse, de sopetón, con los mandones de la iniciativa privada, un cómodo grupito que le había retirado simpatías y hecho reclamos en tiempos recientes. También se enfoca el oficialismo sobre ese segmento que lo sigue: la clase media temerosa de los cambios, pero que, de varias inclementes maneras, está siendo afectada por las inacciones, fallas y huidas poco graciosas de la realidad que efectúan los calderonistas, sus patrones y aliados de viaje. Para lograr tales objetos, desde Los Pinos y sus variados cuan nutridos anexos mediáticos, se desató una feroz campaña para situar al SME como el ente abusivo, irredento culpable de todos los males eléctricos y presupuestales. ¡Se atrevían a cogestionar la empresa!, acusó con desprecio inaudito de litigante chicanero el secretario de Gobernación, Gómez Mont. El ensañamiento ha sido brutal y sólo tiene comparación con las andanadas que enderezan contra López Obrador y el movimiento que encabeza. Se ha llegado a sugerir que el SME y el obradorismo recurrirán a Hugo Chávez, ese fenómeno de todas las desgracias continentales, según la versión derechosa. Tampoco se olvidan de los grupos subversivos internos para fortalecer sus desmesuradas andanzas (¿extraña manera de enfocar el derecho al empleo?) otros avezados columneros del oficialismo.

La campaña parte de una serie de supuestos falsos, arreglados al gusto de los alegatos más ramplones y chantajistas tan de uso común por estos días. Calumnia, que mucho va quedando enredado en la opinión colectiva, es la consigna.

La mañosa comparación del subsidio para 2010 a LFC (40 mil millones de pesos) con los recursos empleados contra la pobreza son citados con frecuencia en las afirmaciones de improvisados, rudos, convenencieros y tramposos conocedores. La verdad de casi todos los datos con que se calumnia al SME tiene que ver con lo siguiente: a) las anuales transferencias masivas a LFC se deben al subsidio gubernamental a las empresas privadas que pagan un tercio del costo de la energía y son las que más fluido consumen; b) las fugas crecientes de la energía se deben a todos aquellos consumidores (por lo demás de gran tamaño) que se cuelgan ilegalmente y del que no escapan organismos del Ejecutivo (Los Pinos incluidos); c) parte sustantiva de las ineficiencias se deben a la secular falta de inversiones que, durante pesadas décadas, han deteriorado y hecho obsoletos los equipos e instalaciones; d) la clasista fobia ante el bienestar de algunos trabajadores, tan azuzada como explotada por comentaristas de cargo que les achacan privilegios inexistentes sin atender a que son, por cierto, reales conquistas conseguidas durante casi un siglo de luchas laborales; f) las timoratas, ineficientes administraciones que se han sucedido en los altos cargos de la empresa; g) el elevado costo de la energía que le vende la CFE, 15 por ciento sobre el ya de por sí alto costo que le arriman, a esa empresa pública, los llamados productores independientes, en su mayoría trasnacionales.

Pero el asunto de urgente importancia que se divisa tras la disolución de la LFC son los negocios en puerta que pueden enumerarse. En primer término el señor. Calderón quiere incrementar la tajada de mercado que ya se llevan los concesionarios privados y las trasnacionales en la ilegal producción de electricidad.

A continuación se desea, fervientemente, repartir los futuros negocios de las telecomunicaciones, quizá el segmento más jugoso y de mayor tamaño, entre los traficantes de influencias que ya se mueven con creciente nerviosismo por asentar su avarienta mano sobre las instalaciones de fibra óptica (oscura la llaman otros) de LFC. Durante el foxiato, sus mismos secretarios de Energía (Martens y Canales Clariond), apoyados por abogados panistas de influencia reconocida, se hicieron con leonina concesión a su favor. A lo que parece, el señor Calderón no quiere beneficiar a tales personajes. Sin duda espera sustituirlos por otros afines a su círculo de intereses. Para tal operación se requiere sacar de la jugada al SME, pues pretendía usar esas instalaciones de fibra óptica para escuelas y espacios públicos, una verdadera monserga para los negociantes de las alturas.

Los entendidos de las decisiones cupulares hablan de la victoria del señor Calderón, de su arrojo, del golpe de timón ejecutado con destreza y valentía inauditas, de la gobernabilidad recuperada. Otros ya encontraron datos adicionales, basados en las opiniones de veloces encuestas telefónicas, para asentar el descontento ciudadano con el SME y sus movilizaciones, el rechazo a sus privilegios y el finiquito de los enredos, la corrupción rampante y el desprecio burocrático que facilitó la decisión terminal.

No cabe duda que la campaña surtió efectos según esta historia numérica. Por esa central razón (y otras adicionales de peso indiscutible) los argentinos rompieron los monopolios privados de medios con una ley de avanzada: quieren, sociedad y gobierno, evitar el manipuleo, la opinocracia y la tiranía de los intereses empresariales sobre la ciudadanía, lección que no será posible ocultar y menos aún archivar.